La productividad es ese momento del día en el que sientes que eres capaz con todo, que tu mente está en el lugar indicado para que todo eso que quieres construir llegue a su destino, es como la ruta de un barco al llegar a puerto.
A pesar de que a lo largo del tiempo han definido la productividad como la virtud de producir algo útil, tú eres quien define para ti qué significa. Hay tantos tipos de productividad como tipos de personas, depende de situaciones y de cómo se organiza tu mente. Si eres una persona que trabaja mejor en bloques de tiempo o si te funciona más trabajar por objetivos, puedes ser igual de productiva.
La clave está en crear con propósito, en que cada vez que te sientes a trabajar por tus proyectos estés dejando un pedacito de tu esencia, de tu alma, de eso que te hace vibrar, porque cuando lo que creas está alineado con tus pasiones, es ahí donde ya nada parecerá imposible.
Ten la capacidad de oír tu voz interior, tus anhelos, eso que te dice tu alma, por ahí se esconden tus sueños y cuando te preguntes cómo lo vas a lograr, confía en tu instinto, sigue tu propio ritmo, tus tiempos, porque lo que para otros puede no ser progreso, si eres fiel a ti, es un paso de gigante. Por más lejos que se sienta la meta confía, cada gran proyecto necesita un gran proceso.
Una meta es un sueño puesto en papel, encuentra dentro de ti la motivación para tomar las acciones necesarias que te lleven a materializar cada uno de los pasos que requieren los proyectos de tu vida. Ponte en la tarea de crearlo y recuerda, no siempre se trata de hacer más, en ocasiones se trata de ser menos eficiente pero más consciente.